29 de septiembre de 2012

GNÓTHI SEAUTÓN

Por diversos motivos, puede ocurrir que a veces dejemos de lado ciertos proyectos en los que, por unas u otras convicciones personales, habíamos decidido volcarnos. Sin embargo, aunque al cabo de un tiempo recordamos nuestro propósito inicial, y lamentamos en principio no haber continuado trabajando en ello, tras un instante de reflexión nos damos cuenta de que las ideas y los objetivos que tanto nos desvivíamos por encontrar acuden a nosotros sin la menor dificultad, fluyendo con la misma espontánea naturalidad con que el agua desciende por una cascada. Algo similar, en pocas palabras, a lo que se conoce como "bloqueo artístico", la búsqueda ininterrumpida de una inspiración que, con frecuencia, llega cuando ella así lo considera oportuno

No digo con esto que haya que rendirse a los brazos indolentes del conformismo, piedra angular que rige a la mayor parte de la sociedad de nuestros días, sino que hay momentos a lo largo de nuestra existencia en los que la mejor manera [decir "la única" sería más acertado] de superar un obstáculo (sea cual sea) no es sorteándolo, en un vano intento acomodaticio de que no nos afecte, sino enfrentándonos cara a cara con él, aunque ello nos cueste tiempo y esfuerzo; pues sólo de esa forma, conseguiremos alcanzar el mayor triunfo de todos y el conocimiento más perfecto y sublime que existe: el de nosotros mismos. 

Por esto, he decidido dar un giro de timón al Blog y traer a colación nuevos temas que, si bien quizá no constituyan noticias relevantes, por su propia universalidad y trascendencia merecen tener representación en el mundo actual, pese al menosprecio que suscitan en los medios masivos de comunicación; temas que, de ser tratados más a menudo, podrían plantear nuevas preguntas, nuevas metas, nuevos retos.

¿Qué sería de la vida sin desafíos, sin límites que superar?



Procesión en Delfos, Claude Lorrain, 1673


No hay comentarios:

Publicar un comentario