22 de diciembre de 2011

DE NAVIDADES Y X-MAS

Llegan los días de fiesta, de arbolitos, polvorones, sidra y, sobre todo, regalos, muchos regalos. Ropa, zapatos, perfumes, cosméticos y tecnología son los presentes "estrella". Pero... ¿quiénes y dónde fabrican estos lujosos y tan ansiados artículos? ¿Y en qué condiciones? Para averiguarlo, demos un bucólico paseo navideño por las fábricas de China, India, Indonesia o cualquier otro país asiático o africano.


[Nota: esto no pretende convencer al lector para que se afilie a una ONG u organizaciones de ayuda. Simplemente, traigo este tema a colación porque, aunque a muchos les pueda parecer digno de las novelas de Dickens, lo que trata este artículo sucede (y seguirá sucediendo, si las conciencias no se despiertan) hoy, ahora mismo, en el año 2011 del siglo XXI]


Comencemos nuestro periplo por el producto más vendido: la ropa y zapatería. Si nos tomamos la molestia de examinar las etiquetas, nos percataremos de que prácticamente todas las grandes cadenas textiles tienen su lugar de producción en Asia o, en menor medida, en África oriental. Esto es así debido a, como probablemente sepan, la actual configuración del capitalismo moderno: es más barato trasladar la producción a un lugar donde la mano de obra admite un salario penosamente bajo a cambio de trabajar en jornadas laborales agotadoras y en unas condiciones muchas veces terribles. Lo más grave de todo esto es que hay un sector laboral que, a ojos de los inversores y dueños de la producción, resulta muy rentable, dado que puede recibir un sueldo todavía más bajo y no presentar quejas o protestar, como hacen algunos adultos; hablo de menores de edad. Este patrón de explotación laboral [pues no es otra cosa que eso] se repite y tiene bastante éxito en la mayoría de los productos importados de los lugares mencionados.



Caricatura de Gonzi


Prosigamos el recorrido por la rama de la perfumería y la cosmética. Sería muy difícil aquí discriminar a las marcas presentes en el mercado que respetan los Derechos Humanos... y Animales. Más adelante veremos por qué.


Si nos detenemos a mirar los hermosos frascos de perfume o los innumerables subproductos cosméticos que existen, acabaremos encontrando una etiqueta o una inscripción moldeada en el vidrio que indica: France / Spain / Italy... No hay que dejarse engañar por esto. Es cierto que las fragancias y ungüentos son envasados en Europa, pero ¿de dónde procede el producto original? De nuevo hay que retornar al eufemísticamente llamado Tercer Mundo para conocer las extensas plantaciones de vegetales aromáticos, y las minas de plomo y fábricas de alcohol y demás sustancias excipientes de las que se obtienen, respectivamente, las materias primas para la elaboración de colonias y maquillaje. Cómo no, recolectadas y transformadas por obreros mal pagados, en condiciones penosas y formando junto a ellos un amplio contingente infantil.

Además de todo esto, está la experimentación y "pruebas testadas" en laboratorios. Obviamente, cualquier buena marca que se precie utilizará organismos vivos para esta tarea. ¿Y qué mejor que emplear animales? Por citar uno de estos atroces procesos, explicaremos en qué consiste el test de Draize: dicho test posee dos fases, una en la piel y otra en los ojos de conejos albinos, puesto que son los más baratos, dóciles y fáciles de reemplazar. La primera se basa en afeitar el lomo del animal, retirar la piel con un esparadrapo y aplicar directamente sobre la carne diversos productos químicos, estudiando las reacciones dermatológicas que, obviamente, son terriblemente molestas para el animal. Y la segunda, más cruenta, estriba en levantar el párpado de uno de los ojos del conejo y suministrar en la superficie ocular la sustancia en pruebas. A medida que transcurren los días, el ojo afectado se convierte en una masa de llagas y pus, con el consiguiente sufrimiento que esto le acarrea al lagomorfo.



AnimaNaturalis



Por último, los artículos de alta tecnología, que gozan de popularidad y difusión entre la población joven. No creo que sea necesario repetir, a estas alturas, el lugar y las condiciones en los que han sido fabricados. Pero es que, además de esto, hay otro actor en escena del que probablemente no habrán oído hablar. Les presento al coltán.


Este mineral, mezcla de columbita y tantalio, es esencial puesto que es uno de los componentes de los condensadores electrolíticos de casi cualquier aparato eléctrico. El problema de su existencia es, una vez más, el lugar donde se encuentra: Centroáfrica, tristemente afamada por los relativamente recientes genocidios del Congo y Ruanda (casualmente, dos de los principales países exportadores de coltán). Además de todo cuanto su extracción, que no creo necesario explicar porque el apartado de minerales para cosmética es extrapolable, es probable que este escaso óxido haya sido [y vuelva a ser] causante de guerras civiles y disputas por su control. Caso similar a los diamantes de sangre.


En síntesis, concluyo esta entrada con la esperanza de que, al menos, los lectores tengan la suficiente formación como para realizar algo tan simple y revelador como es mirar la etiqueta antes de comprar. Feliz y (espero) concienciada Navidad.


¡Hasta pronto! ¡No olviden comentar!


Entrada dedicada a Isa.


Bibliografía:


-El test Draize. AnimaNaturalis


-El coltán, un mineral estratégico. Lunar, R., & Martínez Frías, J. El País, 26/09/2007

30 de noviembre de 2011

DE EXHUMACIONES POLÉMICAS

Estos días, he tenido la sorpresa de encontrarme con una noticia que probablemente ya conozcan: http://www.levante-emv.com/espana/2011/11/29/sacar-tumba-franco-valle-caidos/860833.html


Bien, en primer lugar, he de decir al respecto que enfoquemos la situación tal y como es: la Guerra Civil española (1936 - 1939) enfrentó a dos bandos, republicanos y falangistas; el bando ganador resultó ser este último, por lo que su jefe principal, Francisco Franco, gobernó el territorio español hasta su muerte en 1975.


Uno de los fallos que suelen darse entre las sociedades actuales (todas, sin excepción), consiste en tratar el pasado desde el punto de vista actual, fenómeno conocido como presentismo. De eso hablaré en otra entrada, pero lo que quiero decir con esto es que no tiene la misma mentalidad una persona nacida a finales del siglo XX, con todas las comodidades y avances técnicos a su servicio, que otra que vino al mundo hace un siglo, y que más que probablemente sufrió la escasez de medios de su época.

Por eso, como apasionado de la Historia, considero que no debemos juzgar los hechos históricos, por muy macabros o carentes de lógica que nos parezcan, si no queremos caer en el presentismo. La Historia es similar a un trabajo detectivesco: hay que analizar los acontecimientos fríamente, sin contaminarlos con nuestra percepción del mundo. De otra manera es imposible conseguir explicaciones o respuestas a las preguntas que nos podamos formular.




Lucha a garrotazos. Francisco de Goya, 1819 - 1823


Volviendo al tema, no podemos ponernos en la piel de quien vivió aquella guerra, fuese cual fuese su ideología, sólo hacernos una vaga idea de lo que ocurrió. Por ello, considero que no es adecuado denigrar o exaltar según qué razones impulsaron a unos u otros contendientes a realizar determinadas acciones. En pocas palabras, la Guerra Civil terminó hace setenta y dos años y mucho ha llovido desde entonces.


Además, ¿qué se conseguiría con cambiar de sitio los restos de Franco? ¿Acaso va a devolverle la vida a alguien, va a arreglar alguna disputa? En todo caso, se gastarán fondos públicos que bien podrían aprovecharse dentro de la propia área de Cultura. Fondos de los que andamos escasos en estos tiempos.


En conclusión, opino que hay que establecer prioridades y darle su justa importancia a los asuntos que, aunque no deberían desmerecer nuestra atención, quizá este no sea el mejor momento para abrir nuevas polémicas con respecto a ellos.


¡Hasta la próxima entrada! ¡No olviden comentar!

25 de noviembre de 2011

DEL USO Y ABUSO DE CONCEPTOS

Hoy en día, la opinión pública [la menos pública de las opiniones, por cierto] trata de buscar un origen lógico al estado caótico en el que se encuentra nuestra sociedad. Los primeros en ser señalados como culpables serán, como no podía ser menos, los políticos; algunos otros, más conservadores (u observadores) atribuirán la responsabilidad al pueblo; y no faltará quien opine que no han de buscarse infractores sino soluciones.


No obstante, existe otra cuestión que suele ser pasada por alto (con la excusa de que su repercusión es únicamente a nivel teórico), pero que, si se contempla desde un punto de vista crítico, dará como resultado la sorpresa del individuo: gran parte del germen y conclusión de muchos conflictos actuales se encuentra en el mal uso o confusión de los conceptos. Veamos por qué.
En primer lugar, hay en la actualidad una tendencia a no llamar a las cosas por su nombre. Especialmente cuando el objeto del tema es peliagudo o simplemente pertenece a los "tabús posmodernos", que son los que puedan contener connotaciones racistas, xenófobas u homófobas. Algo que, personalmente, considero que debería haberse superado hace ya mucho tiempo; más que nada, porque si nos ponemos a pensar, por mucho que se niegue, en el presente siglo persiste en general una actitud burguesa y conservadora ante los demás. En pocas palabras, mientras un problema de índole mundial o al menos conocido por gran parte de la población (hambre, epidemias, pobreza...) no nos afecte a los felices habitantes del Primer Mundo, es como si no existiesen. Los ignoramos y ya está, somos felices en nuestra burbuja de abundancia. En el mejor de los casos, haremos algún donativo [a modo de limosna] a cualquier organización que [diga] se comprometa a aliviar las penas de los habitantes del Tercer Mundo; donativo módico que, hecho una vez al año (como mucho), tranquiliza y acalla conciencias. Lo cual tampoco es del todo reprochable, puesto que utilizamos esa "indiferencia feliz" para no perder la cordura ante las terribles condiciones en las que habitan nuestros congéneres. Pero esa es otra historia de la que hablaremos en su debido momento.






En el coche. Roy Lichtenstein, 1963


Otra cuestión observable en todo esto es que esta tendencia a suavizar los tabús es relativamente reciente; solemos pensar que la sociedad actual es, aparte de la mejor de cuantas han existido, la más permisiva y liberal respecto a asuntos "pantanosos"; pero esto tampoco es así, ni mucho menos.
Siempre he sido de la opinión de que una de las mejores maneras para entender un proceso (de reciente evolución) es recurrir al cine y la televisión. No porque esté en contra de la literatura, sino porque verdaderamente es en los medios de comunicación donde se manifiestan con más fuerza los cambios de mentalidad. Entrando en materia, quizá el ejemplo más claro de todo esto se encuentre en las series televisivas. Si examinamos con atención las de finales del siglo XX (1980 - 2000), nos daremos cuenta que en numerosas ocasiones se tratan temas escabrosos o simplemente "mal vistos", sobre los cuales incluso se hacen bromas y chistes de humor negro. No obstante, desde hace relativamente pocos años, esto se ha invertido y hoy día numerosos programas tan sólo pasan por encima de los temas problemáticos o directamente los evitan (naturalmente hay excepciones). Las dosis más edulcoradas de mojigatería y moral bienpensante las encontramos en la programación juvenil, donde en ocasiones los niveles son tan altos que resultan insoportables. Me remito a una famosa cadena de televisión musical (ya saben a cuál me refiero) que, en su parrilla, alcanza la cumbre de la desfachatez en un espacio en el que numerosas jovencitas (con la cabeza algo vacía, pues así hay que tenerla para participar en este concurso) que compiten entre histéricos alaridos y pisotones de tacón por averiguar quién es la mejor amiga de P.H. (he preferido no dar nombres porque, tal y como están las cosas, no me extrañaría que alguien "de arriba" no tenga nada mejor que hacer que reclamar derechos de autor). Saquen sus propias conclusiones.




¿Qué, estás celosa? Paul Gauguin, 1892


Por último, el caso del cine es quizá el más lamentable. No comparto la opinión que tienen algunos sobre que "las películas de ahora son una porquería"; pero la verdad es que gran parte de los celuloides actuales deberían ir directamente a la incineradora municipal. No sólo porque el argumento del filme no resulta atrayente, sino por las legiones de "fans desquiciad@s" que llenan las salas. Quizá dichas películas no son tan "malas", incluso podrían resultar agradables para pasar el rato; pero las muestras de fanatismo exacerbado de los fans mencionados anteriormente quitan las ganas de echarle un vistazo.




Me despido de ustedes con la esperanza de que reflexionen acerca de todo esto y contrasten con su punto de vista aquellas cuestiones con las que no están de acuerdo.


¡Hasta la próxima entrada! ¡No olviden dejar su comentario!

24 de noviembre de 2011

INTRODUCCIÓN

Inicio la andadura de este blog con la intención de ofrecer a usted, audaz lector, mis observaciones, impresiones y pensamientos en general que han ido conformando mi visión del mundo a lo largo de las casi dos décadas que llevo en él. Mi máxima es: "vive y deja vivir"; por lo que respeto y tolero todo punto de vista dado que considero que siempre, de cada ser humano, se aprende e incorpora a la propia perspectiva personal algo nuevo y único.


Así pues, le invito a recorrer junto a mí este paseo por el inmenso ágora que es la existencia.